¿Cobarde o valiente?
«Tan cobarde como una liebre», dice el refrán. Pero la liebre es más bien valiente. Muchos no comprenden que la velocidad es lo que salva a la veloz liebre en su lucha por la supervivencia. Si las liebres no pudieran correr tan rápido, diversos depredadores las habrían aniquilado hace mucho tiempo. La velocidad de la carrera de la liebre es su principal medio de autodefensa.
Sin embargo, la liebre nunca corre de manera precipitada. Solo muestra velocidades récord en casos extremos; de lo contrario, conserva su energía. Cuando es perseguida por un perro de caza más lento, la liebre escapa a un ritmo tranquilo, girando de costado y vigilando al perro. Es otra historia cuando es perseguida por un galgo cuya velocidad de carrera iguala o supera la de la liebre. En esos casos, la liebre alcanza su velocidad máxima e incluso después de eludir al perro, continúa corriendo otros dos o tres kilómetros. Pero no es cobardía: una liebre asustada no tiene otra forma de escapar de su enemigo.